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“El Corzo”

Acabamos de terminar la temporada general de caza y los cazadores ya tenemos ganas de más, si es que no podemos estarnos quietos. El mes de marzo es un mes más tranquilo, salvo para aquellos que cacen las cabras montesas o aprovechen las últimas jornadas de reclamo de perdiz.

Marzo es el mes previo a la caza del duende del bosque, para aquellos que le guste, ¡que a quien no! Nos referimos a ese pequeño cérvido que quita el sueño a más de uno… el corzo. Porque pocas piezas de caza (acaso la perdiz) tienen aficionados más incondicionales que el corzo, madrugadores y trasnochadores inasequibles al desaliento, desde abril a julio, y en septiembre si la veda lo permite.

El corzo es un animal especial y curioso, sigiloso y muy cauteloso en sus salidas a campo abierto a las últimas horas del día y hasta recién empezada la mañana tras el alba, a donde tiene costumbre salir a comer a los prados y zonas verdes abiertas desde su refugio de día en el monte.

Puedes rececharlo por las veredas de los montes, los ríos y los prados de cereal, y si consigues localizarlo antes de que él te localice a ti y te ladre, tu lance de caza no habrá hecho más que empezar. Toca entonces estar rápido con la vara o el trípode de apoyo, y en apuntar con el rifle (con visor casi siempre pues suele estar lejos), y afinar bien la puntería.

Y eso si no tienes que mejorar tu posición de tiro, o entrarle contra el aire (para que no te huela), en silencio (para que no te oiga) y muy despacio y tapándote con el monte (para que no te vea)… no es tarea fácil. Eso sí, te garantizo que el lance, caces o no al corzo, es de los mejores que la caza te puede ofrecer y que no se te olvidará por mucho tiempo.

Aunque como dice mi amigo Bernardo de Durón (Guadalajara), que de cazar corzos bien sabe, el corzo se caza con el culo pegado al suelo, esto es, echando muchas horas de espera en sus zonas de querencia. Porque todo lo sigiloso que el corzo es en su salida desde su refugio en el monte a los prados, lo tiene de querencioso, y eso es lo que le pierde y le da la oportunidad al cazador. Porque si localizas un corzo en un prado, en un olivar o en un pasto de hierba verde y fresca, comiendo tranquilamente un día (y no se lo dices a nadie), salvo que algún otro cazador se cruce con él y lo cace, la semana siguiente te lo volverás a encontrar en el mismo sitio.

Marzo es por tanto el mes para empezar a salir al campo con los prismáticos (eso sí, sin el rifle) para empezar a localizar los corzos que a comienzos de abril y finales de julio (con el celo) tendremos más oportunidades de cazar. Porque encontrar un corzo en mayo y junio es como encontrar una aguja en un pajar, que haberlos haylos, pero otra cosa es verlos.

Pues lo dicho, preparemos bien nuestras herramientas para la caza del corzo que llega en breve, en www.hispania-hunting.com las armerías y tiendas especializadas tenéis un buen surtido de las mismas. Además de nuestro rifle de un calibre adecuado, un buen visor de al menos 3 a 9 aumentos (de 2 a 12 mejor), y unos buenos prismáticos que si son con medidor de distancia mejor, y su correspondiente arnés. También una buena vara de apoyo, aunque yo recomiendo mejor un trípode, que no sabes cuan largo vas a fiar el tiro, una mochila ligera e impermeable, y la ropa y botas adecuadas para el clima de primavera, que lo mismo solea que llueve, con un rango de temperaturas amplio, pero ya habiendo dejado el frío del invierno atrás.

Suerte y puntería a los cazadores de corzos, y mucho ánimo, que en un mes estamos al lío.

 

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